La gran aproximación ya ha ocurrido. La sonda de la NASA Deep Impact ha pasado este jueves con éxito a tan solo 700 kilómetros de distancia del Hartley 2 y ha cumplido su objetivo. El ingenio ha conseguido tomar las mejores imágenes de un cometa que nunca ha visto el ojo humano, unas fotografías que la agencia espacial norteamericana ha comenzado a hacer públicas en su web. La misión no sólo revelará detalles nunca vistos de este objeto helado, sino que también proporcionará información muy valiosa para comprender la formación de este tipo de antiquísimas rocas espaciales y, por tanto, saber más sobre el origen del Universo.
Según ha informado la NASA, el máximo acercamiento al cometa se ha producido sobre las 14.00 GMT (15.00, hora peninsular española). Como se esperaba, Deep Impact se ha lanzado en picado hacia la brillante cola del cometa y se ha dirigido hacia su núcleo, para fotografiarlo con sus cámaras de alta resolución. Ocho minutos más tarde, la antena de la nave señalaba a la Tierra y comenzaba a enviar datos vitales sobre su funcionamiento. No había problemas. Un poco después, llegaban las primeras imágenes del Hartley 2, recogidas por las antenas del Deep Space Network, en Goldstone (California). Las fotos muestran un cuerpo muy rugoso, con forma de tubérculo, lleno de cicatrices y brillante. Los científicos podían respirar tranquilos. «El equipo ha trabajado duro para este día», ha asegurado Tim Larson, gerente de la misión en el Laboratorio a Propulsión a Chorro (JPL, por sus siglas en inglés).
No es la primera vez que Deep Impact realiza una misión semejante. En 2005, lanzó un proyectil metálico contra el cometa Temple 1, provocando una pequeña explosión en su superficie que fue fotografiada por los instrumentos de la nave. En esta ocasión, tras viajar 37 millones de kilómetros, la sonda se ha comportado de forma menos agresiva, y se ha limitado a utilizar sus fantásticas cámaras digitales y su espectrómetro de infrarrojos para conocer los secretos del nuevo cometa. «Estamos contiendo la respiración para ver qué descubrimientos nos esperan en las observaiones» de la Deep Impact, ha indicado Michael A'Hearn, investigador de la Universidad de Maryland y uno de los responsables de la misión.
«Bolas de fuego» en el cielo
Las fotos que obtiene ahora son muy distintas de la primera que consiguió el pasado 5 de septiembre del Hartley 2, cuando éste aún se encontraba a más de 60 millones de kilómetros de distancia y era un puntito de luz sobre el fondo cósmico (estas imágenes y también las más actuales pueden contemplarse aquí).
El Hartley 2 es pequeño, apenas tiene 1,5 kilómetros de diámetro, pero se encuentra en un momento de máxima actividad. Realiza una órbita alrededor del Sol cada seis años y medio. Durante estos días, todavía es posible observarlo desde la Tierra. En Estados Unidos, dejó la pasada noche un reguero de pequeñas «bolas de fuego», según relataron diferentes observadores. La oportunidad de estudiarlo es hoy mejor que nunca.
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