En la superficie terrestre existen decenas de miles de sitios en los
que el hombre ha dejado su marca, huellas lo suficientemente grandes
como para poder ser vistas claramente desde el aire. En muchos casos,
estas huellas son tan extensas que no pueden apreciarse de otro modo.
Quizás una de las más antiguas sean las líneas de Nazca,
que se encuentran en las Pampas de Jumana, en el peruano desierto de
Nazca, entre las poblaciones de Nazca y Palpa. Pero a pesar de que las
figuras más importantes de este sitio miden cerca de 300 metros de
largo, están lejos de ser la obra de este tipo más grande del mundo. Las
regiones desérticas, por su extensión y aridez, resultan ideales para
estas construcciones, y el desierto australiano no es la excepción a esta regla.
Quienes hayan visto un mapa de Australia saben que posee enormes extensiones de desierto, en las que la población humana
es prácticamente igual a cero. Las ciudades más importantes de
Australia se encuentran en las regiones costeras, y como la forma más
rápida de ir de un sitio a otro es la linea recta, el inhóspito desierto
australiano es atravesado por una carretera de más de mil seiscientos
kilómetros de largo: la Eyre Highway. Llamada así en honor del explorador inglés John Eyre, esta ruta une Port Augusta, que se encuentra en Australia Meridional, con Norseman, de Australia Occidental. La Eyre Highway atraviesa de lado a lado el “Outback”,
nombre que recibe el desierto en cuestión. Este no es precisamente el
recorrido más divertido que puedes hacer. En primer lugar, hay cientos
de kilómetros entre una gasolinera y la siguiente. En segundo, las
temperaturas son infernales. Y tercero, hay muy poco para ver o para hacer en ese lugar. La ruta comenzó a construirse en la Segunda Guerra Mundial,
como una vía que permitiese transportar materiales bélicos de un lado a
otro del país, y fue una verdadera hazaña. Se construyeron, a lo largo
del trazado, barracones para los trabajadores y pequeñas pistas de aterrizaje utilizadas para asegurar el suministro diario de agua y alimentos que estos necesitaban. La empresa constructora se llamaba Readymix.
Construir esta carretera debe haber sido un trabajo muy poco creativo. A pesar de su longitud, es una de la que menos curvas posee.
En la actualidad hay solo un puñado de sitios a lo largo de su
recorrido en los que se puede cargar combustible. Una de ellas se
encuentra en Balladonia, separada por casi 150 kilómetros de ruta absolutamente recta del siguiente poblado, Caiguna. En ese sitio se encuentra el Motel John Eyre,
construcción que para ser exactos constituye casi la totalidad del
poblado. Pero a pesar del calor, la desolación y su ridículo tamaño,
este sitio se ha convertido en un sitio interesante gracias al
aburrimiento de los ingenieros a cargo de la construcción de la Eyre
Highway. A unos 13 kilómetros del motel se encuentra el mayor logotipo comercial del planeta, que posee también las letras más grandes del mundo. Se trata de un enorme diamante -o rombo- dentro del cual se puede leer la palabra “Readymix”.
El rombo mide tres mil doscientos metros de ancho por mil seiscientos
metros de alto, y tiene una superficie aproximada a los cinco kilómetros
cuadrados. Las letras miden 240 metros de alto, y pueden leerse
perfectamente desde un avión comercial. Al igual que en otras
construcciones de este tipo, las lineas que forman el logotipo no han
sido pintadas, sino que se han formado “arañando” la superficie arenosa del desierto para descubrir la piedra caliza más clara que se encuentra debajo.
Cada lado del rombo tiene 1800 metros de largo, y la historia de su “descubrimiento”
es muy interesante. Parece que en Caiguna, además de la gasolinera,
también operaba una estación de radio que utilizaban para orientarse los
aviones que volaban entre Perth y Adelaida. Obviamente, decenas o cientos de personas pasaban por encima del diamante y muchas de ellos lo veían. Uno de los pasajeros que avistó el logotipo era un alto directivo de la empresa Mobil de Australia, que se entusiasmó con la idea de construir también un “aviso publicitario”
para su empresa. Cuando llegó a destino, se comunicó con funcionarios
del gobierno de ese país para solicitar el permiso correspondiente. Los
funcionarios denegaron el permiso, y en Mobil quisieron saber como era
que Readymix había obtenido la autorización que a ellos se les negaba.
Sorprendentemente nadie -ni siquiera los dueños del terreno en el que se
emplazaba el logotipo- tenía idea de su existencia. El siguiente paso
lógico fue interrogar a los responsables de Readymix sobre tamaño logo,
y para salir del paso evitando alguna sanción económica, respondieron
que en realidad se trataba de una cuádruple pista de aterrizaje de emergencias para sus trabajadores. Por supuesto, en las cartas aéreas jamás había figurado así.
La
verdad es que, más o menos en 1965, algún directivo o ingeniero de la
empresa, seguramente cansado del calor y el trabajo aburrido, decidió dejar una marca de su paso por allí. La familia de ganaderos propietaria de las tierras no se dió cuenta de lo que estaban “escribiendo” en sus campos, y el diamante no tuvo “existencia oficial”
hasta que fue visto por el directivo de Mobil. El dueño de la estación
de servicio de Balladonia, buscando mantener en condiciones el único
atractivo turístico existente en cientos de kilómetros a la redonda, se
encargó personalmente de mantener el diamante visible, hasta que en 1980
la propiedad fue vallada y ya no pudo acceder al logotipo. Durante más
de treinta años el polvo y la arena arrastrados por el viento del
desierto han ido cubriendo poco a poco las marcas, y seguramente dentro de no mucho tiempo desparecerá del todo. Mientras tanto, podemos utilizar Google Maps para verlo. ¿Lo conocías?
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