Miren por ejemplo el trabajo hecho por Chris Marion en FireHero.
Ciertamente no se trata de algo pequeño. Además de realizar unas
cuantas modificaciones al sistema de control para el juego, el hecho de
estar lidiando con solenoides conectados a una alimentación de gas
propano (sí, ese que hace “¡kaboom!” si no se maneja con mucho cuidado)
implica un nivel de precisión considerable. Y el resultado, algo
maravilloso. Cada vez que se presiona una tecla en el control, las
llamas salen disparadas hacia el cielo, un efecto que poco tiene que
envidiarle al montaje en los escenarios de las grandes bandas en gira.
La velocidad de respuesta del sistema al elevar las
llamas es excelente, pero todo parece indicar que Chris ya se encuentra
trabajando en una versión 2.0 de su FireHero.
Como mejoras se esperan llamas de diferentes colores, incorporar la
función de la palanca para controlar la altura de las llamas, y la
función de auto-juego para quienes desean simplemente observar el
espectáculo flameante. De más está decirlo, necesitarás saber una cosa o
dos sobre conexiones de gas antes de siquiera tratar de duplicar al FireHero. Se trata de algo extremo... aunque el rock no merece menos que eso.
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