Veamos: Tenemos varias opciones de
antivirus gratuitos, alternativas decentes en materia de firewalls, y unas cuantas herramientas para la
eliminación de malware,
todas ellas sin costo para el usuario. La idea de pagar o no por la
seguridad en nuestros ordenadores está atravesando un momento de desafío
muy importante. Sin ir más lejos, la última edición del Norton
Antivirus cuesta 30€ por un año de protección en un sólo ordenador.
Desde un punto de vista anual, 30€ no parecen mucho, pero debes hacer
toda la inversión por anticipado y de un solo movimiento
para acceder a la protección, algo que se repite en la gran mayoría de
los antivirus comerciales, y en otras utilidades de protección. Como
software comercial que es,
Cocoon cuesta unos siete dólares mensuales, aunque ofrece varias cosas a cambio.
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Como en otros tantos casos, Cocoon alteró la
apariencia de nuestra instalación de Firefox, requiriendo ajustes
manuales
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Cocoon se instala en la última versión de
Mozilla Firefox
como una extensión más, y aunque este paso no requiere de registro
alguno, la activación de sus funciones sí. En primer lugar encontramos
un
“modo privado” que libera al usuario de cualquier registro de cookies o historial adicional en la sesión de Firefox. Después tenemos a los
“mailslots”,
casillas de correo generadas automáticamente por Cocoon en caso de que
necesitemos ingresar un e-mail en aquellos portales y servicios que
requieren de registro. Estas cuentas liberan de cualquier posible oleada
de spam a nuestras cuentas principales, y pueden ser borradas sin
mayores inconvenientes. Finalmente, el tráfico de navegación generado
por el usuario corre a través de los servidores privados de Cocoon, de
forma similar a la de un servidor proxy o incluso un VPN.
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Salvo por el detalle de no haber cambiado el IP, Cocoon funcionó bien
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De todas formas, hay unos cuantos puntos para
destacar, y no son del todo positivos. Cualquiera que le de un vistazo
más de cerca al
contrato-licencia detrás de
Cocoon
verá algunas cláusulas que pueden ser custionables desde cierto punto
de vista. Por otro lado, no hemos tenido suerte a la hora de lograr que
Cocoon inicie una sesión en Firefox
y cambie el número de IP
para alterar la ruta de nuestro tráfico. Finalmente, impone algunas
reglas de apariencia sobre Firefox que, al menos en lo estricamente
personal, no estoy de acuerdo.
Cocoon nos regresa una vez más al clásico dilema de
“paz o libertad”.
Seguridad y privacidad a través de cierto control sobre nuestro tráfico
y siete dólares mensuales, o la Web pura y dura, con todo lo bueno y lo malo que tiene. De momento, me quedo con el
“Far West digital”.
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