Costaba más de 14 mil euros y una bola de pelusa
podía moverse más rápido que él, pero eso no impidió a su fabricante
desarrollar un modelo avanzado y lanzarlo al mercado en noviembre de ese
mismo año. Podía evadir ciertos obstáculos (escalones de hasta diez centímetros, por ejemplo),
también tenía control por móvil e incluso reconocimiento de voz, pero
las novedades de este Banryu T73-S eran un modo automático de
patrullaje, su sistema de detección de olores (combustión, principalmente)
y una velocidad máxima de quince metros por minuto. Pesaba poco más de
35 kilogramos, por lo cual si se llegaba a quedar trabado en alguna
parte no sería algo sencillo moverlo.
Triceratops, estegosaurio, o simplemente perro
robótico, los modelos Banryu son, bueno, lo que sea que tu mente esté
dictanto en este momento. No parece ser lo suficientemente seguro como
para ser considerado un juguete (como el Kota de Hasbro, por ejemplo),
y honestamente no podemos comprender el nivel de amenaza que uno de
estos bichos podría representar para un ladrón con algo tan sencillo en
sus manos como un bate de baseball. En fin, la página oficial del
fabricante se ha convertido en una especie de blog con una sola entrada
hasta ahora, y es evidente que la seguridad robótica no ha tenido el
impacto suficiente... algo que de paso podríamos extender a toda la robótica.
Enlaces
Fuente:
Plastic Pals
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