En las profundidades de su cerebro quizás se crucen miles de neuronas que solo responden ante las curvas de Elsa Pataky, o tal vez dedique en exclusiva otra cantidad similar de neuronas a prestar atención a la sonrisa de George Clooney. Eso ya es cuestión de gustos. Parecen unos pensamientos triviales, insignificantes, y quizás se culpabilice por dedicarles demasiado tiempo, pero los neurólogos han demostrado que tienen un grandísimo poder. Con la ayuda de una interfaz desarrollada por investigadores norteamericanos, una persona puede utilizar esas neuronas para controlar un ordenador y manipular una imagen en la pantalla. Los científicos utilizaron imágenes de personajes populares como Marilyn Monroe y Michael Jackson. Si un voluntario pensaba en Marilyn, sin hacer nada más aparecía la imagen de la actriz (un vídeo lo muestra más abajo). No es una frivolidad, dispositivos similares podrán ayudar algún día a pacientes con trastornos neurológicos, como los que sufren el síndrome de enclaustramiento
La teoría que ha dado paso ha este ingenio nació hace cinco años, cuando el neurocientífico Christof Koch, del Instituto de Tecnología de California (Caltech), y el neurocirujano Itzhak Fried, de la Universidad de California (UCLA), descubrieron que una sola neurona en el cerebro puede funcionar como un equipo sofisticado y reconocer a las personas, movimientos y objetos, lo que puede ayudar a transformar las representaciones visuales complejas en recuerdos más abstractos y a largo plazo. Ahora, Koch y Fried aseguran que cualquiera es capaz de poner en marcha neuronas ubicadas en una zona del cerebro que antes se creía inaccesible a la conciencia y, al hacerlo, manipular el comportamiento de una imagen en una pantalla de ordenador.
La teoría que ha dado paso ha este ingenio nació hace cinco años, cuando el neurocientífico Christof Koch, del Instituto de Tecnología de California (Caltech), y el neurocirujano Itzhak Fried, de la Universidad de California (UCLA), descubrieron que una sola neurona en el cerebro puede funcionar como un equipo sofisticado y reconocer a las personas, movimientos y objetos, lo que puede ayudar a transformar las representaciones visuales complejas en recuerdos más abstractos y a largo plazo. Ahora, Koch y Fried aseguran que cualquiera es capaz de poner en marcha neuronas ubicadas en una zona del cerebro que antes se creía inaccesible a la conciencia y, al hacerlo, manipular el comportamiento de una imagen en una pantalla de ordenador.
El trabajo, que aparece publicado en la revista Nature, demuestra que las personas pueden «rápida, consciente y voluntariamente, controlar las neuronas en el interior de su cabeza», dicen los investigadores. En el estudio, que combina de forma divertida la neurocirugía y la cultura pop, se implantó quirúrgicamente unos electrodos dentro de los centros del cerebro de doce pacientes con epilepsia, enfermos que sufrían ataques que no podían ser controlados con medicación. Estos electrodos podrían registrar la actividad de las neuronas individuales en partes del lóbulo temporal medial, una región del cerebro que juega un importante papel en la memoria y en las emociones humanas.
Antes de registrar la actividad de las neuronas, los científicos preguntaron a cada uno de los pacientes cuáles eran sus gustos. «Queríamos saber lo que les interesaba, como el grupo Guns N'Roses, la serie House o los Red Sox», explican. Utilizando esa información, crearon para cada paciente un conjunto de datos de alrededor de cien imágenes que reflejan las cosas que les gustan o les importan. Mientras los pacientes observaban las imágenes una tras otra, los investigadores monitorizaban su actividad cerebral para buscar la acción selectiva de una sola neurona.
Clinton contra Bush
«De cien fotos, diez tendrán una fuerte correlación con una neurona», explican. Esas imágenes tienden a ser recuerdos recientes. Las cuatro neuronas que respondían más fuerte, que representan cuatro imágenes concretas, fueron seleccionadas.
Así, los pacientes pensaban en Marilyn Monroe y, al dispararse la actividad de sus neuronas, la imagen de la actriz aparecía en la pantalla de un ordenador. Pero los científicos querían llegar más lejos. Para distraer al paciente, que pensaba, por ejemplo, en Marilyn, introdujeron en la pantalla otra imagen, la de Michael Jackson, de forma que se veían los dos rostros a la vez. El voluntario tenía que hacer desaparecer la imagen que no le gustaba, en este caso la de Jackson, tan solo con su mente. Por increíble que parezca, los pacientes tuvieron éxito en un 70% de las ocasiones.
La misma prueba se hizo con imágenes de Bill Clinton, como imagen objetivo, y de George Bush, como el «distractor». Los pacientes también consiguieron eliminar de la pantalla con el pensamiento al presidente de la guerra de Irak. «Las imágenes del cerebro son más fuertes que las que aparecen en la pantalla», aseguran los investigadores.
Antes de registrar la actividad de las neuronas, los científicos preguntaron a cada uno de los pacientes cuáles eran sus gustos. «Queríamos saber lo que les interesaba, como el grupo Guns N'Roses, la serie House o los Red Sox», explican. Utilizando esa información, crearon para cada paciente un conjunto de datos de alrededor de cien imágenes que reflejan las cosas que les gustan o les importan. Mientras los pacientes observaban las imágenes una tras otra, los investigadores monitorizaban su actividad cerebral para buscar la acción selectiva de una sola neurona.
Clinton contra Bush
«De cien fotos, diez tendrán una fuerte correlación con una neurona», explican. Esas imágenes tienden a ser recuerdos recientes. Las cuatro neuronas que respondían más fuerte, que representan cuatro imágenes concretas, fueron seleccionadas.
Así, los pacientes pensaban en Marilyn Monroe y, al dispararse la actividad de sus neuronas, la imagen de la actriz aparecía en la pantalla de un ordenador. Pero los científicos querían llegar más lejos. Para distraer al paciente, que pensaba, por ejemplo, en Marilyn, introdujeron en la pantalla otra imagen, la de Michael Jackson, de forma que se veían los dos rostros a la vez. El voluntario tenía que hacer desaparecer la imagen que no le gustaba, en este caso la de Jackson, tan solo con su mente. Por increíble que parezca, los pacientes tuvieron éxito en un 70% de las ocasiones.
La misma prueba se hizo con imágenes de Bill Clinton, como imagen objetivo, y de George Bush, como el «distractor». Los pacientes también consiguieron eliminar de la pantalla con el pensamiento al presidente de la guerra de Irak. «Las imágenes del cerebro son más fuertes que las que aparecen en la pantalla», aseguran los investigadores.
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