Un gen bautizado con el nombre de Boule, responsable de la producción de esperma en todo tipo de animales, incluidos los humanos, lleva 600 millones de años dedicado a esa actividad. Según el doctor Eugene Xu, de la Northwestern University de Chicago (EE.UU.), se trata de la primera evidencia que indica que "nuestra habilidad de producir esperma es muy antigua y se originó probablemente en los albores de la evolución animal". La constatación del rol clave que desempeña el gen Boule en la reproducción puede ayudar al desarrollo de un anticonceptivo eficaz para los hombres así como a buscar nuevas formas de combatir enfermedades que transmiten los insectos o parásitos.
"Nuestro descubrimiento indica que toda la producción de esperma procede muy probablemente de un prototipo común", afirma Xu, que ha publicado los resultados de su estudio en la Public Library of Science Genetics.
El gen en cuestión lo descubrió el doctor Xu en 2001, pero hasta ahora nadie sospechaba que el esperma de tantas especies animales tuviese un origen común. El equipo dirigido por Xu investigó el esperma de un erizo de mar, un pollo, una mosca de la fruta, un pez y un humano, y en todos ellos descubrió la presencia de Boule. "Nuestro estudio muestra que lo mismo los humanos, que somos de enorme complejidad, que todas las líneas evolutivas hasta las moscas, que son muy simples, comparten un elemento fundamental", explica el científico.
"Y esto es realmente sorprendente porque la producción de esperma tiende a cambiar por las fuertes presiones selectivas para que evolucionen sus genes específicos. Hay además una presión extra para que el individuo se convierta en un supermacho, con lo que mejora el éxito reproductor", agrega Xu.
Un nuevo anticonceptivo
Según el investigador, "ése es, sin embargo, un elemento específico del sexo que no ha cambiado según las distintas especies. Debe de ser tan importante que no puede cambiar".
La neutralización de Boule podría ser una forma de desarrollar un anticonceptivo para el varón, según los científicos, que eliminaron ese gen en un ratón y consiguieron que no produjera esperma.
También podría ayudar a combatir enfermedades propagadas por insectos, parásitos o gérmenes controlando su reproducción, según explica Xu. Esto podría representar una nueva dirección en el desarrollo futuro de pesticidas o de medicinas contra parásitos infecciosos o portadores de gérmenes.
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